En aguardiente de caña
puse a macerar azares de naranjo,
flores de macadamia, de durazno, de chile de cera,
de albahaca y de espinosilla (fueron las que encontré).
Ofrendé el "juerte" al amanecer del primer viernes de marzo,
día en que se abren las puertas encantadas.
Será nuestro remedio para los días de amargura, tristeza y enfermedad.
Será nuestro remedio para los días de amargura, tristeza y enfermedad.
(Más o menos así reza el remedio que comparten las y los viejos del campo).
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